- Te acompañamos en los primeros mil días de tu bebé
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¿Cómo le corto el pelo a mi bebé?
Estamos acostumbrados a la imagen de un bebé recién nacido rapado, y cuando vemos a un bebé o una bebé con pelo nos puede sorprender. Pero ¿realmente hace falta cortarle el pelo, o es más una cuestión social?
El primer mito para derribar es que el pelo no crece más fuerte, más rápido ni en mayor cantidad por raparlo. Las características del cabello de los niños y niñas están determinadas genéticamente, por lo que no podemos ayudar ni perjudicar su crecimiento durante el primer año de vida.
Hay bebés que nacen con mucha cantidad de pelo y otros con poca, pero todos tienen en común que su cabello es fino y puede caerse en las primeras semanas. Esto no debe alarmar a los mapadres, ya que el pelo “definitivo” aparece más cerca del año.
Es importante saber que, durante los primeros meses de vida, el pelo crece de manera irregular, generando zonas de mayor densidad y otras con menos pelo, especialmente en la zona occipital (la parte de atrás, arriba de la nuca). Anteriormente se creía que esto era consecuencia de que los bebés y las bebés pasan mucho tiempo acostados, pero hoy sabemos que se debe principalmente al ciclo de maduración de los folículos pilosos del cuero cabelludo. Rapar el pelo solo logra un patrón más regular a la vista, pero no modifica su patrón de crecimiento.
Por otro lado, es común ver a un bebé o una bebé salir de la clínica con un gorrito. Esta recomendación se debe a que, en los primeros meses de vida, la cabeza representa una gran proporción del cuerpo y es por donde los bebés regulan gran parte de su temperatura. Usar un gorro en los primeros días, ya sea para salir de la clínica o a la calle, ayuda a mantener el calor y favorece que su cuerpo regule mejor la temperatura. El cabello en la cabeza no es solo estético, también cumple un papel importante en esta regulación.
Otro de los mitos comunes es que “la costra láctea desaparece más rápido si se rapa al bebé o la bebé”. La costra láctea, o dermatitis seborreica, son pequeñas costras amarillentas que pueden aparecer en el cuero cabelludo durante el primer año de vida, haciendo que el pelo se vea rígido o incluso genere un olor característico. Esto sucede por la inmadurez de las glándulas sebáceas, que producen más secreción de lo habitual. Rapar el cabello no acelera ni cambia la maduración de estas glándulas. Cuando la costra es muy visible o requiere cuidado, suele recomendarse el uso de lociones específicas para el cuero cabelludo, que su pediatra puede indicar según cada caso.
Si los mapadres deciden rapar a su bebé, ya sea recién nacido o en los primeros meses de vida, ¿están poniendo en riesgo a su hijo o hija? Si esta decisión se toma por deseo de ellos y no por una indicación médica, suele recomendarse esperar a que el bebé pese más de 3 kg y que el corte lo realice alguien con experiencia, como enfermeros/as de la clínica o profesionales habituados a hacerlo. Es importante que los instrumentos estén correctamente higienizados y observar si hay alguna pequeña lesión en el cuero cabelludo que deba comentarse con el pediatra.
Entonces, ¿es algo necesario? No hay beneficios en rapar al bebé o la bebé, y es importante recordar que es solo una cuestión estética. Lo más importante es que, si deciden hacerlo, se recomienda que sea en un lugar seguro y con cuidado, y que ustedes se sientan cómodos/as, informados/as y confiados/as de que están buscando lo mejor para la felicidad y seguridad de su bebé.
- Alteraciones más frecuentes del pelo en Pediatría: Asociación Española de Pediatría https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2021-06/alteraciones-mas-frecuentes-del-pelo-en-pediatria/
- Heading Home With Your Newborn, 2nd Edition: Asociación Americana de pediatria.