La alimentación de tu bebé cuando nace: todo lo que tenés que saber

Bebé siendo alimentado sobre almohada de amamantamiento

Lo que necesitás saber:

  • Se presenta el desafío más importante: aprender los cuidados que tu bebé necesita para crecer sano.

  • Tu bebé crece muy rápidamente, y es fundamental que aprendas cómo alimentarlo bien.

  •  La leche materna es el mejor alimento para tu bebé y se aconseja como exclusiva hasta los 6 meses de vida.

  • La familia es clave para que puedas amamantar con tranquilidad, descansar y disfrutar esta etapa tan especial.

  • Y cuando sea necesario, según indicación de tu pediatra, podés ofrecerle mamadera con leche materna o con fórmula infantil. No tengas miedo.

Durante el embarazo viviste muchas emociones: alegría, ansiedad, miedos, curiosidad y mucho aprendizaje. Aprendiste cómo cuidarte y alimentarte para que tu bebé crezca sano en la panza. Te preparaste para el parto y ahora, con tu bebé en brazos, estás llena de felicidad, pero también comienza un gran desafío: ¡alimentarlo! Es decir, aprender a amamantar.

Para que la lactancia sea una experiencia satisfactoria, es importante haberte preparado durante el embarazo, cuando seguramente aprendiste a cuidar tus pezones para que la succión sea adecuada. Aunque la lactancia es algo natural, no siempre es instintiva y necesita tiempo, paciencia y práctica para que vos y tu bebé se conozcan y se adapten.

Aprender la técnica es clave, y no tenés que ponerte ansiosa. Tu pareja y familia deben participar y ser un gran apoyo para que esto sea posible. Es fundamental buscar una posición cómoda, ya sea sentada o acostada, y llevar a tu bebé hacia el pecho, no el pecho hacia tu bebé.

Después del parto, es común que tus pechos se pongan duros, hinchados, sensibles o doloridos, y que los pezones se lastimen un poco, incluso sangren. Aunque al principio duela mucho, es algo pasajero. La saliva de tu bebé ayuda a cicatrizar, y la succión estimula la producción de leche.

No hay que pensar en dejar de amamantar por estos dolores, porque los pezones se recuperan rápido y amamantar puede ser algo lindo y fácil. Si el dolor o la hinchazón no desaparecen, podés extraer leche para sentirte mejor; además, ordeñar es una buena manera de guardar leche para cuando no puedas darle la teta.

Los bebés crecen muchísimo en los primeros meses y necesitan comer seguido. En los primeros días, van a llorar para avisarte que tienen hambre, y vos tenés que prenderlo al pecho; el bebé sabe cómo hacerlo, solo hay que ayudarlo a que tome bien el pezón y la areola. Puede cansarse y quedarse dormido, pero si no queda satisfecho, se va a despertar y habrá que prenderlo de nuevo. La alimentación es a demanda.

Al principio todo es un poco desordenado: comen de día y de noche, y seguramente vos te vas a sentir cansada. Por eso es muy importante que descanses y duermas cuando puedas, y que no dudes en pedir ayuda a tu pareja o a la familia.

Debés tener confianza en que vas a producir leche en cantidad y calidad suficiente, que es el mejor alimento para tu bebé. La primera leche, llamada calostro, es poca y amarillenta, pero muy valiosa porque tiene muchas proteínas, calorías y defensas para tu bebé.

Muchas veces, toda la responsabilidad de cuidar y alimentar al bebé recae en vos, pero no debería ser así. Tu pareja y la familia necesitan participar para que no te sientas agotada ni sola. El postparto puede ser difícil y provocar tristeza o depresión, y está bien pedir ayuda cuando la necesites.

Si en algún momento tu bebé necesita un biberón con fórmula, no tengas miedo. Las fórmulas están diseñadas para cubrir sus necesidades nutricionales. Además, es muy importante que el papá participe activamente en la alimentación con biberón, porque eso ayuda a crear un vínculo con el bebé y te permite descansar, lo que también puede favorecer que tengas más leche.

Beneficios de la leche materna

La leche materna es la mejor alternativa para alimentar a tu bebé, le provee todos los nutrientes necesarios y en la justa proporción, pocas proteínas, alto contenido de azúcar y grasas, además le provee microrganismos especialmente los lactobacilos que son muy necesarios para la colonización de su intestino promoviendo una microbiota saludable, que no solo le permite una excelente digestión, sino que le provee inmunidad y los ayuda a un adecuado neurodesarrollo.

La lactancia materna reduce las chances de que el bebé tenga diarrea, infecciones o alergias, y también disminuye la posibilidad de que sean obesos o diabéticos en la edad adulta.

Además, la lactancia crea un vínculo muy especial entre vos y tu bebé, una relación de apego fundamental para que él o ella crezca seguro, independiente y con menos riesgo de sufrir ansiedad, problemas de atención o hiperactividad.

Es importante siempre consultar con el pediatra para que te recomiende la mejor forma de alimentar a tu bebé.

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