La sociedad a menudo impone altas expectativas sobre la lactancia, idealizando esta experiencia y minimizando los desafíos que conlleva. Esto puede llevar a las madres a sentirse exigidas a ser exitosas en su trabajo, como pareja, recuperar su estado físico y a alimentar sí o sí con lactancia exclusiva. Es poco probable ser tan exitosas en todo; algo hay que ceder o reacomodar. Al comienzo, muchas veces es una lucha con nuestro propio narcisismo, algo debemos ceder si elegimos amamantar, es decir, quizás no podamos tener la misma vida ni cantidad de actividades que teníamos antes de ser mamá. Todo volverá; vale la pena la entrega que la lactancia requiere. No todas las mujeres están dispuestas a hacerlo, y eso no está ni bien ni mal.
Cuando todo esto no sale como nos imponen que tiene que ser, cuando nos enfrentamos a las dificultades, nos sentimos malas madres. Sentimos culpa. Esta palabra siempre estará al acecho de todas las madres. Muchas mujeres sienten culpa si no pueden amamantar de la manera que habían planeado, si la lactancia les resulta dolorosa o incómoda, o si deciden dejar de amamantar antes de lo esperado. A veces, por tener que atravesar alguna situación médica, deben suspender o inhibir la lactancia. ¿A quién le debemos rendir cuentas? En realidad, cada cual hace lo que puede y lo que le parece; no existe un único camino. No se trata de lactancia exclusiva versus fórmula exclusiva, no es blanco o negro, hay una tonalidad muy variada de grises con la cual cada una pintará su propio camino. A veces recurrimos a la fórmula infantil, hasta que baja la leche y, una vez instalada la lactancia, ya no la necesitamos más. Siempre es importante priorizar el adecuado desarrollo del o la bebé y que la mamá pueda estar bien. Insisto, no es fácil al comienzo lograr una lactancia exclusiva, pero si bajamos la expectativa, buscamos ayuda de una puericultora y tenemos mucha paciencia, ¡es posible!
El tiempo es otro factor importante; muchos binomios mamá-bebé requieren de un poco más de tiempo para terminar de madurar, ya sea la succión en el caso del bebé o la bebé o el manejo materno, que aún está en progreso.