Si se desarrolla mastitis, es importante abordarla rápidamente para evitar que se transforme en un absceso. A continuación, detallo unos puntos para tener en cuenta:
Continuá amamantando o extrayendo el excedente de leche de forma manual: aunque pueda ser doloroso, mantener el flujo de leche es crucial para la recuperación.
Aplicá calor local antes de las tomas y frío después: esto puede ayudar a aliviar el dolor y la inflamación.
Masajeá suavemente el área afectada: esto puede ayudar a desbloquear los conductos obstruidos.
Mantené una buena hidratación y descanso: la recuperación del cuerpo es fundamental en estos casos. Pedí ayuda a tu entorno porque debés hacer reposo y es un cuadro de mucho dolor y agotamiento.
Uso de antibióticos: siempre es el/la médico/a quien puede recetar antibióticos si se sospecha una infección bacteriana. Los tratamientos con antibióticos deben realizarse al menos 10 días, y de no encontrar una mejoría en las primeras 48 hs. debés volver a consultar con tu médico/a de confianza, ya que seguramente te rotará el antibiótico. Hay mujeres que relatan tener mastitis a repetición, en estos casos es importante aclarar que los tratamientos con antibióticos deben durar entre 10 o 14 días y aunque la fiebre o el dolor hayan disminuido, hay que terminar el ciclo indicado por el/la médico/a. Así evitás reincidir en esta afección.
Por otro lado, hoy es muy frecuente hablar del uso de probióticos, siempre y cuando sean de cepa dependiente, ya que pueden favorecer a evitar este tipo de infecciones. También ayudan a reducir los riesgos asociados a la disbiosis y la resistencia a los antibióticos. Este tema es muy interesante y debe ser el/la médico/a quien informe sobre cuándo conviene consumirlos y cómo. Quiero aclarar que no es lo mismo un prebiótico que un probiótico. Los/as bebés obtienen prebióticos cuando son a través de la leche materna. Existen varios estudios que avalan que el uso de probióticos en el embarazo y durante la lactancia pueden mejorar o prevenir las mastitis infecciosas. Se sigue investigando sobre este tema para poder identificar más cepas y optimizar las dosis y los regímenes de su uso, como siempre, es importante consultar con el/la médico/a de confianza.
A modo de conclusión, podría decir que la mastitis suele ser bastante común, puede y debe ser tratada eficazmente para asegurar que la lactancia continúe siendo una experiencia positiva tanto para la madre como para el/la bebé. La educación sobre las técnicas correctas de lactancia y el cuidado preventivo son esenciales para minimizar el riesgo de mastitis. Siempre es recomendable buscar el asesoramiento de un/a puericultor/a si experimentás dificultades durante el proceso de amamantamiento.