La homoparentalidad, al igual que la heteroparentalidad y la monoparentalidad, se tratan del compromiso asumido de amar y cuidar la vida de un niño o niña y alojarlo/a como hijo o hija. Sabemos que las funciones parentales pueden ser ejercidas por distintas personas, lo importante es que dichas funciones estén presentes y se cumplan.
Alojar a un/a niño/a como hijo/a, es un profundo acto de amor que va más allá del modo en que ese niño o niña llegó a nuestras vidas. Hay muchas formas de tener hijos/as, ya sea mediante la propia gestación, la gestación subrogada o la adopción.
Ahora bien, hay una gestación que es común a todas y no puede faltar: la gestación psíquica. Para que demos vida psíquica a un hijo o una hija y lo/a alojemos como tal, es necesario haberlo/a gestado psíquicamente en el deseo.
La homoparentalidad está directamente ligada a la heteroparentalidad, porque en ambas se trata de una pareja parental que puede ejercer las funciones parentales de nutrición (física, psíquica y emocional) y de regulación y corte.
Un niño o una niña, en el proceso de ser alojado/a como hijo/a, adjudica dichas funciones a los miembros de la pareja parental, identificando a uno u otro con la función nutricia (alimento físico y psíquico). Lo mismo sucede con la función de regulación y corte (límite y organización). Dichas funciones tienen que poder desarrollarse y estar presentes, para poder llevar a cabo el proceso de estructuración o reedición psíquica en el niño o la niña, haya sido gestado o adoptado.
En el caso de la adopción, actualmente en Argentina la ley otorga a los/as niños/as el derecho de una familia, y dicha familia puede tener configuraciones diversas. Esto permite que muchos/as niños/as que están en situación de protección de sus derechos, con dictamen de adoptabilidad, puedan formar parte de familias homo, mono y hetero parentales, de modo tal que cuenten con la oportunidad de desplegarse psíquica, física y afectivamente, en el pleno ejercicio de sus derechos.
Los/as niños/as logran establecer la función de familia y filiación con las parejas adoptantes, reeditando su psiquismo en el acto amoroso de ser alojados/as como hijos/as, mediante los cuidados exclusivos, propios de la crianza. En la actualidad el concepto de la estructura familiar tradicional ha evolucionado y se ha diversificado hacia nuevas formas de convivencia.
Una familia es el espacio en el cual una persona puede desplegarse afectivamente, construir su identidad y formar su personalidad, contando con recursos y estrategias que le permitan desplegarse en su dignidad de persona, para llevar adelante y disfrutar una vida sana y feliz. Siempre y cuando las funciones parentales de nutrición y regulación y corte estén presentes, el proceso de estructuración saludable de la personalidad, es posible.