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Trastorno del Espectro Autista (TEA): Señales de Alerta en Casa y la Importancia de un Entorno Sensorialmente Seguro.

Lo que necesitás saber:

  • El TEA puede identificarse desde los 18 meses de vida; señales como no responder al nombre, evitar el contacto visual, rigidez en rutinas y reacciones sensoriales atípicas son las primeras banderas rojas y deben motivar una consulta.

  • Afecta la comunicación, la interacción social y conducta; y suele coexistir con ansiedad, trastornos del sueño o TDAH. El diagnóstico requiere de una evaluación multidisciplinaria.

  • Las celebraciones ruidosas pueden generar sobrecarga sensorial. Dentro de las posibilidades, es importante generar entornos y ambientes tranquilos para asegurar la inclusión y el bienestar de los niños con TEA.

Introducción: La ventana crítica del desarrollo

Como pediatras, sabemos que los primeros años de vida son una ventana crítica para el desarrollo. Por eso, en cada consulta, es vital observar cómo los niños interactúan, se comunican y juegan.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del desarrollo neurológico que afecta la forma en que los niños se comunican, interactúan socialmente y se comportan, afectando aproximadamente al 2% de los niños. La clave para comprender esta condición reside en la palabra "espectro": por lo que cada niño es único y la presentación de los síntomas varía ampliamente.

La detección temprana es nuestro mejor aliado

Hoy sabemos que un diagnóstico fiable es posible con tan solo 18 meses de edad por lo que esto nos obliga a realizar intervenciones tempranas para fomentar el desarrollo del lenguaje, la comunicación y la autonomía de sus hijos.

La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda la Vigilancia Continua por parte del pediatra en cada control de salud y una evaluación formal del neurodesarrollo a los 18 y 24 meses de edad.

¿Qué comportamientos no debemos ignorar?

Las familias son los observadores más valiosos en el desarrollo de su hijo, ya que pueden detectar las primeras señales a las que llamamos "banderas rojas" las cuales son:

  • No responde a su nombre cuando se le llama.

  • Evita el contacto visual o lo usa muy poco.

  • No utiliza gestos para compartir o mostrar interés (no señala objetos que le atraen).

  • Muestra dificultad para el juego imaginativo (como jugar a la casita o imitar) Sensorial:

  • Realiza movimientos que se repiten (como aleteo de manos, balanceo o girar en círculos).

  • Se altera intensamente si hay cambios en sus rutinas o en la disposición de sus objetos.

  • Tiene intereses muy intensos, enfocados o inusuales para su edad.

  • Reacciona de forma atípica a estímulos sensoriales (sonidos, luces o texturas).

 

Si notan que su hijo presenta consistentemente alguna de las banderas rojas anteriormente detalladas es fundamental conversar con su pediatra.

 

¿Qué afecta a las infancias que padecen TEA?

El impacto abarca múltiples aspectos del desarrollo: el lenguaje, la comunicación, el aprendizaje y la conducta. Afectando principalmente las siguientes dominios:

  1. Desafíos en la Comunicación y la Interacción Social: Dificultad para el intercambio social (el "ida y vuelta" natural), y usar o comprender señales no verbales.

  2. Patrones Fijos, Intereses Intensos y Repetitivos: Incluye comportamientos repetitivos y una fuerte adherencia a las rutinas, con angustia extrema ante los cambios.

Además es muy común que coexista con otras condiciones tales como: ansiedad,Trastornos del sueño, Dificultades alimentarias, problemas gastrointestinales y Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH).

 

Diagnóstico: La evaluación multidisciplinaria

Cuando el pediatra nota señales de alerta, el siguiente paso es la Evaluación Multidisciplinaria. Este es un proceso necesario para obtener un diagnóstico formal, realizado por un equipo de profesionales especializados (neurólogo, psicólogo, terapeuta del habla y terapeuta ocupacional). El objetivo es obtener una imagen completa de las fortalezas y los desafíos para planificar un tratamiento individualizado para así poder maximizar el potencial de cada niño.

Hagamos de la empatía el centro de nuestras celebraciones: Una Reflexión Necesaria

Especialmente cuando llega fin de año, en épocas festivas, las celebraciones pueden llegar a ser ruidosas por la música fuerte o el uso de pirotecnia. Para muchos niños los fuegos artificiales son sinónimo de celebración, pero los estallidos fuertes e inesperados pueden ser abrumadores, causar miedo, interrumpir el sueño y generar ansiedad, incluso en niños con desarrollo típico, pero aún más profundo y doloroso para niños con TEA ya que la sensibilidad sensorial en ellos se traduce en hiperreactividad auditiva, causando sobrecarga sensorial y así intensificando los comportamientos repetitivos o desafiantes y la angustia.

Al hacer un esfuerzo colectivo por elegir celebraciones más silenciosas y visuales, estamos reconociendo y respetando las necesidades de los más sensibles por eso la temporada festiva es una excelente oportunidad para practicar la empatía y la inclusión.

Conclusión

El TEA es una condición compleja y variada, la clave para el bienestar futuro reside en la detección y la intervención temprana. La vigilancia continua y la observación atenta y empática de los padres son los puentes hacia un desarrollo saludable y feliz. Al entender la profundidad de la experiencia sensorial de los niños con TEA, podemos crear entornos más seguros e inclusivos.

 

  1. Autism Spectrum Disorder: Updated Guidelines from the American Academy of Pediatrics. American Academy of Family Physicians (2020)

  2. Autism Spectrum Disorder in Primary Care. Westby A, Coburn-Pierce M. American Family Physician. 2025;112(3):301-312.

  3. Autism Spectrum Disorder: A Review. Hirota T, King BH. JAMA. 2023;329(2):157-168. doi:10.1001/jama.2022.23661.

  4. Identification, Evaluation, and Management of Children With Autism Spectrum Disorder. Hyman SL, Levy SE, Myers SM. Pediatrics. 2020;145(1):e20193447. doi:10.1542/peds.2019-3447.

  5. Autism Spectrum Disorder. Lord C, Elsabbagh M, Baird G, Veenstra-Vanderweele J. Lancet (London, England). 2018;392(10146):508-520.doi:10.1016/S0140-6736(18)31129-2.

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