Soy papá y también quiero alimentar a mi bebé: el hombre y su rol activo en la función nutricia

Padre alimentando a su bebé con mamadera.

Lo que necesitás saber:

  • La alimentación como espacio de cooperación parental, ayuda al papá a sentirse más seguro en su rol, fortalece el vínculo con su bebé y también alivia la carga mental de la mamá.
  • Cuando el papá aporta una mirada lúdica durante la alimentación, esta experiencia se asocia al placer y al disfrute.

  • La alimentación es un momento especial para que el papá y su bebé se conecten y formen un vínculo único.

Las funciones parentales son diversas y necesarias. A veces pensamos que ciertas tareas corresponden solo a la mamá o solo al papá, sobre todo en parejas heteroparentales.

Sin embargo, estas funciones son dinámicas: cambian y se adaptan según el momento y las necesidades de la familia. Hoy en día, muchas de las tareas cotidianas de crianza también las realiza el papá, y cada familia encuentra su propio equilibrio.

¿Qué cambió en estos años?

Como sociedad, avanzamos mucho y hoy sabemos que las tareas de crianza se pueden repartir de manera más equitativa. Esto no solo sucede porque los padres asumen un rol más activo, sino también porque las madres, que participan de manera activa en el trabajo y la vida profesional, no solo cuidan y crían a los hijos, sino que también responden a las demandas de su empleo.

En los últimos años, crecieron los estudios que muestran la importancia del nuevo rol del padre en el bienestar infantil. Esto tiene que ver con los cambios en la familia: el fin del modelo tradicional donde solo el hombre proveía económicamente, la aparición de familias en las que ambos trabajan, y los desafíos para equilibrar trabajo y vida familiar. También influye que las mujeres ocupen un lugar clave en el ámbito profesional y social.

Por eso, hoy los padres construyen relaciones más personales con sus hijos, que se basan en el día a día y en el vínculo que van formando juntos, más que en reglas tradicionales.

La participación activa del padre en las tareas domésticas y de crianza no solo fortalece el vínculo con sus hijos, sino que también contribuye al buen funcionamiento de toda la familia.

¿Soy papá, cómo me implico entonces, en la Función Nutricia?

En los primeros meses del bebé, los padres pueden acompañar en las tareas de nutrición. Por ejemplo, dando mamadera si el bebé toma complemento, y acompañando ese momento con presencia, cuidado y afecto.

Pero también puede apoyar la lactancia materna exclusiva, no solo con tareas prácticas, sino dándole a la mamá contención y apoyo emocional.

Alimentar a un bebé que está en la etapa de demanda absoluta puede ser agotador; en esos momentos, contar con otra persona que acompañe la Función Nutricia ayuda a que la mamá pueda descansar y recuperar energía.

Cuando el bebé ya empieza a probar alimentos sólidos, el papá puede tener un rol muy importante, no solo cuidando que coma bien, sino también buscando información y preparando comidas saludables.

Ocuparse de la función nutricia, impacta positivamente en tres aspectos fundamentales:

  • La autopercepción del hombre en su rol paterno.

  • El vínculo con el niño o niña.

  • El alivio en la carga mental que implica esta tarea para la madre, sobre todo durante el primer y segundo año de vida del niño o la niña.

La participación activa del padre en la función nutricia permite que se forme un vínculo único, en el que aprende los ritmos de su bebé y le presenta la diversidad del mundo de la comida. Así, ese momento se convierte en un espacio de encuentro y conexión con su hijo o hija.

Cuando el papá aporta un toque lúdico durante la alimentación, esa experiencia se asocia al placer y al disfrute.

Que el bebé empiece a reconocer la alimentación como un momento especial y divertido con su padre favorece que ambos construyan un vínculo único y significativo.

La importancia de los acuerdos

Para que la alimentación sea un espacio de acompañamiento mutuo entre madre y padre, es fundamental acordar previamente:

  • Quién y cómo realiza las compras necesarias para la preparación de las comidas.

  • Quién y qué días cocinará para la familia.

  • Quién y cuándo se encargará de la higiene de los utensilios relacionados con la alimentación del bebé, como mamaderas, sacaleches, tuppers, etc.

  • La búsqueda conjunta de información para preparar comidas adecuadas, que ayuden a crear en los niños una conciencia sobre la salud nutricional.

  • Respetar los tiempos que el niño necesita para que cada comida sea una experiencia placentera, sin dejar de lado el valor nutricional que aporta.

¿Por qué es importante la participación del padre en la Función Nutricia?

Porque la alimentación es una experiencia privilegiada para fortalecer el vínculo afectivo.

Que el padre participe activamente en esta experiencia favorece el desarrollo de un vínculo de confianza con el niño o la niña. Además, ayuda a aliviar a la madre en la función nutricia que le es propia, evitando que esta se transforme en una obligación que, entre las demandas diarias, pueda resultar agobiante.

Cortito y al pie:

  • La alimentación como espacio de cooperación parental, ayuda al papá a sentirse más seguro en su rol, fortalece el vínculo con su bebé y también alivia la carga mental de la mamá.

  • Cuando el papá aporta una mirada lúdica durante la alimentación, esta experiencia se asocia al placer y al disfrute.

  • La alimentación es un momento especial para que el papá y su bebé se conecten y formen un vínculo único.

  • Establecer acuerdos claros y objetivos de consciencia nutricional favorece un funcionamiento asertivo de la cooperación parental.

Hay una imagen que siempre se me vuelve significativa y es la de los teros. No sé si alguna vez, se detuvieron a observar el cuidado que los teros tienen con sus pichones. Pero dicho cuidado, no sólo ligado a la alimentación sino también a lo que refiere al bienestar general de los teritos, siempre está bien repartido entre la madre y el padre. Si la madre está cuidando “la exploración” de los teritos, el padre está cuidando que nadie se acerque a la escena. Incluso, si la madre está cuidando dicha exploración, el padre está consiguiendo comida para los pichones, y viceversa. Lo maravilloso de lo que uno puede observar, es que ambos padres, están absolutamente entregados al cuidado de los pichoncitos. 

Si tienen la posibilidad de observar estas interacciones que se dan entre los teros y sus pichones, tendrán la experiencia de asistir a un ejemplo maravilloso de “cooperación parental”, que nos entrega la naturaleza. 

Los invito, a quienes tengan la oportunidad, a ser espectadores de esas escenas maravillosas. 

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